Prólogo de Susana Mó.

Prólogo de Susana Mó. Psicomotricista Argentina

Prólogo

Palabras para abrir la puerta y salir a jugar[1]      
Un libro sobre juego escrito por psicomotricistas de varias genera­ciones y orígenes es, una celebración en sí mismo. Rito y júbilo al unísono: en la simbología compartida por los practicantes de la dis­ciplina y en el goce de la palabra escrita.
Una generación es un horizonte común de posibilidades del cono­cimiento y experienciales, que redefine formas de identidad (Delleuze, 1997), enunciándolas en sus prácticas, al promover lazos profesionales.
Un texto es “una galaxia de significantes”[2] porque torna legibles los actos íntimos del trabajo con otros, y a su vez los dispone para el diálogo con el lector quien emerge del encuentro con el texto como un productor de sentidos en la voz del autor que le habla al oído cuando lee.
Juego y cuerpo, juego corporal, el juego y el jugar…un cuerpo de palabras para explicar al juego, juego de palabras para comprender al cuerpo…
El juego es un ejercicio, es una ficción, es una mediación, es una oportunidad, es un hecho…En las escenas y escenarios que se des­pliegan en la sucesión de estas páginas se asiste a un convite dona­tivo, a una ceremonia de desplazamientos: algo se mueve en el juego, del orden de la pulsión, del deseo, de la emoción, de la afec­tividad, de la estructura, del organismo, de las ideas, de los efec­tos…En todos los casos algo se liga, se ata, se mejora o se dispone hacia la cura, en la tracción entre yo y el otro, que ofrece un espa­cio, un ambiente, un continente…Mismidad y otredad; bajo techo o en la generosa intemperie de la naturaleza, en la textura de la tierra o en la cualidad del agua; en la potencialidad de un instante del desarrollo, en la plenitud de la vida o en la senectud de las funcio­nes corporales…Allí, contando con la arqueología del cuerpo…
Un cuerpo sutil, opaco o posible, descomprimido hasta lo expo­nencial, minuciosamente observado, expuesto e iluminado, anudado a diversas posturas y comprensiones teóricas, en la búsqueda activa de dar cuenta del camino al bienestar del sujeto.
En la rayuela se arroja la piedra que cae, la regla es recogerla con algunas condiciones: saltar con un pie, con dos alternando, desde la tierra al cielo en un camino de pares e impares, lo que rasa y lo que distingue…Así es el camino del encuentro con estas palabras selec­cionadas, donde puede el lector hallarse como en un caleidoscopio: en la zona de producción conceptual, en la interrogaciones por la técnica, en la ensoñación de la narrativa, en los sonidos de las len­guas actuales de la tecnología o ancestrales de las culturas prece­dentes.
El hecho de escribir es un acto de renuncia y suspensión, de aprehensión de las palabras que cobran forma en el enunciado y a su vez es un anclaje porque configura un sitio, un lugar fundante adonde referirse, acercarse, disentir, encontrarse… dialogar y cre­cer.
A su vez, un sitio que disrrumpe los tiempos y las realidades por­que conjuga diferencias y supera obstáculos coexistentes: entre allá y acá, lejos y cerca. Recoge momentos de trayectorias disímiles, comprensiones documentadas, las porta y las expone para seguir construyendo la especificidad de una disciplina vinculante como la psicomotricidad.
Desafía a la construcción del conocimiento, a la definición del jue­go y del cuerpo, a la epistemología en su tortuoso camino hacia la verdad, que por su carácter de praxis, interpela también a la doxa[3].
Los antiguos medían sus tiempos entre el trabajo y la fiesta.
¿Será éste el momento de anclarse en la alegría de la fiesta como condición de la época, para apaciguar la materialidad de tanto su­frimiento humano?
Lic. Susana Mó







[1] Ronda del “Arroz con leche”, canto tradicional así denominado en lengua española.
[2] Barthes, R. (2009): “S, Z”, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores.
[3] Doxa como configuradora de procesos de comportamiento y facultades que implican un modo de acceso al mundo social y cultural (de una colectividad en el caso de este libro).